"No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni si quiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos".- En Busca de la Felicidad
Cuando vemos el éxito que alcanzan personajes como Lionel Messi, Michael Jordan, Tiger Woods y muchos mas, siempre nos preguntamos cual es la clave para que ellos llegaran a la excelencia en sus disciplinas. Sin duda existe un factor genético y de talento que influye en gran manera pero de igual forma conocemos de historias de gente muy talentosa que nunca llega a alcanzar estos niveles. Es aquí en donde entra la regla de las 10 mil horas.
El escritor Malcom Gladwell introduce esta regla en su libro The Outliers (Fuera de Serie). En este libro Gladwell estudia personajes como Bill Gates o Mozart y en que reside su éxito.De acuerdo a esta regla, ningún atleta, músico, hombre de negocios, etc. llega al éxito en base a su puro talento o suerte; para llegar a tener el máximo rendimiento de nuestro talento necesitamos una media de entrenamiento de 3 horas diarias por 10 años, siendo equivalente a 10 mil horas.
La regla viene de la teoría generada por el psicólogo K Anders Ericsson, quien es el líder mundial en el estudio teórico y experimental sobre el expertise. En la década de los 90 Ericsson realizó un experimento en la Academia de Música de Berlín. En el experimento se crearon 3 grupos de violinistas que se clasificaron de acuerdo a su potencial. En el primer grupo encontramos los estudiantes, que de acuerdo a los profesores de la academia, tenían el potencial para convertirse en solistas de categoría mundial. En el segundo grupo se encontraban los violinistas considerados como buenos pero que aun no estaban al nivel de los primeros. El tercer grupo se encontraban los violinistas que tenían probabilidades mínimas de convertirse en solistas e incluso aspiraban a ser profesores en el sistema educativo público de Berlín. A estos 3 grupos se les hizo una pregunta, "en el curso de toda su carrera, desde que tomó por primera vez un violín, ¿cuántas horas ha practicado en total?"
Los tres grupos tenían en común aproximadamente la edad en la que iniciaron a tocar el violín, los 5 años. En esta fase inicial todos practicaban alrededor de dos o tres horas por semana. Cerca de los 8 años comenzaron a surgir las diferencias. Los estudiantes que se les consideraba los mejores de su clase practicaban más que todos los demás, 6 horas por semana a los 9 años, 8 horas por semana a los 12 años, 16 horas por semana a los 14 años y así sucesivamente aumentaban sus horas de práctica a medida que crecían hasta llegar a los 20 años donde practicaban mas de 30 horas semanales. De hecho, los violinistas de élite acumulaban 10 mil horas de práctica a los 20 años de edad cada uno. Por el otro lado los estudiantes buenos habían sumado 8 mil horas y los participantes del tercer grupo practicaron un poco mas de 4 mil horas.
Para corroborar sus resultados Ericsson comparó a pianistas profesionales contra pianistas aficionados y se repitió el miso patrón. Los pianistas aficionados sumaban unas 2 mil horas de práctica a los 20 años, mientras que los profesionales alcanzaban las 10 mil horas.
Lo más interesante del estudio de Ericsson en que no se encontraron músicos considerados como natos que no se esforzaran la mitad del tiempo que sus pares para llegar al mismo nivel de éxito. Igualmente no se encontró que las personas que trabajaran más que nadie pero que no tuvieran el talento llegarán a los niveles de éxito.
Los estudios de Ericsson sugieren que una vez que alguno de los músicos demostró la capacidad suficiente para ingresar a una academia prestigiosa de música, lo que lo separaba de ser mediocre es el esfuerzo que se ponga en práctica, pero esto no implica que los que estén en lo alto practican solo un poco más que todos si no que trabajan mucho, mucho más que cualquiera.
Debe quedar claro que hay factores que influyen en las posibilidades de desarrollo de nuestro éxito como ser nuestro entorno y si existe un talento innato. Por mucho que quiera sobresalir en algún deporte pero no tengo el talento, no importa si me esfuerzo y cumplo con esas 10 mil horas. Puedo llegar alto con el puro esfuerzo pero es demasiado difícil llegar al éxito en base a mi dedicación.
Es aquí cuando la importancia del entrenamiento deportivo es clara. Muchas veces los atletas llegan a los entrenamientos y es mas el tiempo utilizado en pláticas que en el entrenamiento en si o no le dan la importancia que se requiere. Para llegar a ser de élite en nuestras actividades debemos de tomar los entrenamientos como lo que son, la preparación para la competencia real. Es allí donde se inicia el camino de ganar.
Dentro de la psicología del deporte, los entrenamientos son los escenarios propicios para medir y controlar hasta el mas mínimo detalle que se pueda llevando a los atletas a sentirse cómodos a la hora de competir e igualmente bajando sus niveles de incertidumbre, Aquí es cuando se practican y crean las rutinas competitivas junto a los entrenadores y atletas.
10 mil horas es un pequeño precio a pagar para llegar a la cima. Nada bueno en la vida es fácil y por ende el éxito tampoco. Cuando todos los elementos están a nuestro favor de la única persona de quien depende desde ese momento en adelante es de nosotros mismos.